Rosita Saldaña (centro) y Alfredo Pozo, colaboradores de NIRSA y beneficiarios de sus programas de Responsabilidad Social enfocados a educación y desarrollo, consideran que estas iniciativas les han “cambiado la vida”. “Me siento mucho más útil ahora. No sabía usar una computadora ni escribir mails. Ahora hago todo eso y más, también redacto, archivo e imprimo todo lo que es necesario en la oficina”, destaca Rosita sobre lo aprendido en sus clases de la materia Computación, al tiempo que recuerda cuando ingresó a la Compañía hace 20 años y lo mucho que se ha desarrollado “gracias a NIRSA”. Inicialmente trabajó en el área de procesamiento de atún en la planta de producción, como Operadora y posteriormente como Inspectora de Planta. Ahora labora en Talento Humano, en el departamento de Selección.
Por su parte, Alfredo afirma que sus padres nunca tuvieron los recursos para que él pueda estudiar. “NIRSA me ha dado una oportunidad para poder lograrlo, y por eso me ha dado un cambio de vida. El estudio vale la pena y con el tiempo se ven los logros”, sintetiza.
Alfredo tiene un puntaje de 9.65 (sobre 10) y se distingue, al igual que Rosita, como el estudiante con las notas más altas de todo el grupo de alumnos inscritos este año en Educación Básica para Jóvenes y Adultos (EBJA). Su compañera de labores cursa el programa de Becas del Colegio Virtual Iberoamericano de Posorja.
Carolina Bolaños, Gerente de Responsabilidad Social de Negocios Industriales Real S.A., resalta que, para la Organización, “los colaboradores son el principal Grupo de Interés y, por tanto, su desarrollo personal es uno de los principales objetivos que se han trazado en materia de Responsabilidad Social. La educación es, precisamente, una herramienta ideal para alcanzar estos objetivos”.