La mirada empresarial hacia los derechos humanos no solo es correcta, legal y necesaria, sino además asertiva y estratégica
Hace 25 años parecía no encontrarse una relación clara entre derechos humanos y negocios, se pensaba que el respeto de los derechos humanos era casi de exclusiva responsabilidad de los estados. En el año 2000 desde Naciones Unidas se convocó al sector privado a contribuir con el desarrollo sostenible a través de Pacto Global cuyo primer principio recoge el respeto y apoyo de las empresas a los derechos humanos. En el 2011 se gestaron a nivel mundial otras importantes iniciativas en cuanto a derechos humanos en el ámbito empresarial, como los Principios Rectores de Empresas y Derechos Humanos aprobados por el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas y la actualización de las Líneas Directrices de la OCDE para empresas multinacionales. En los últimos años se han aprobado algunas leyes de debida diligencia en varios países como Francia, Suiza, Alemania y se ha avanzado mucho con los Planes Nacionales de Derechos Humanos en Reino Unido, Dinamarca, Colombia, Chile, Irlanda, Perú, España, Alemania, etc. Hoy en día, es común que las empresas actúen bajo la responsabilidad social corporativa, social y muchas de las grandes empresas o multinacionales tienen políticas de derechos humanos aprobadas por la más alta dirección empresarial y en sus memorias de sostenibilidad consta la gestión sobre los derechos humanos directamente impactados en el giro de los negocios.
Esta mirada empresarial hacia los derechos humanos no solo es correcta, legal y necesaria, sino además asertiva y estratégica, pues toda empresa, sin importar su tamaño, sector o composición genera consecuencias en los derechos humanos de las personas relacionadas a su gestión y cadena de valor.
Revisemos algunos escenarios:
Como empleador o directivo: ¿Sabe si en su empresa se ha dejado de promover a una mujer porque está en edad reproductiva o embarazada? ¿Conoce si las empresas que le proveen de suministros tienen denuncias por acoso laboral o trabajo infantil?
Como departamento de marketing: Si va a auspiciar un evento o programa con uno de sus productos, ¿se ha asegurado que los conductores u organizadores no usen términos discriminatorios u homofóbicos contra terceros que pudieren afectar la reputación de su marca?
Como vendedor: ¿Cuándo realiza una oferta, otorga información veraz, clara, oportuna y completa sobre el producto o servicio?
Como consumidor: Si se entera que las prendas de la tienda de ropa que más le gusta, son elaboradas en países donde se explota laboralmente a los niños, ¿deja de comprar en ese lugar?
Cualquiera que sea su contestación o su rol en el ámbito empresarial se evidencia que su acción u omisión tiene un impacto en los derechos humanos. En la primera pregunta sobre la posible discriminación a las mujeres por estar en edad reproductiva, se impactaría sobre el derecho a la igualdad y no discriminación, derecho a constituir una familia y el derecho a las mismas oportunidades de empleo; y así, en cada uno de los cuestionamientos existe una consecuencia directa sobre determinados derechos humanos. Por lo tanto, cualquier empresa y su personal, está en la capacidad de apoyar y promover los derechos humanos asociados a sus operaciones y prácticas comerciales, así como también podrían desconocerlos y afectarlos.
Depende de cada empresa escoger y actuar para producir consecuencias positivas en su gestión, principalmente sobre sus consumidores, trabajadores, proveedores, el medio ambiente y la sociedad.
Respetar los derechos humanos y generar un impacto positivo en la vida de las personas ¿qué beneficios trae a las organizaciones?
- Mejora la gestión de riesgos, reduciendo las probabilidades de litigios, multas, indemnizaciones.
- Incrementa el valor reputacional de la empresa y el reconocimiento positivo de la gestión de la empresa.
- Genera equipos más comprometidos, con menor rotación y mayor sentido de pertenencia.
- Equipos diversos e inclusivos que enriquecen a la organización y comprenden mejor las necesidades del cliente externo.
- Incrementa la rentabilidad social, económica y es resulta más atractiva para inversionistas.
Se trata pues de una filosofía de vida en la empresa, de incorporar y empoderarse del enfoque de respeto a los derechos humanos en cada función, rol y cada departamento de una compañía, con la convicción de que las empresas solo pueden prosperar en sociedades en las que todas las personas importan y están en el centro de la cadena de valor, lo que asegura un futuro sostenible para el negocio desde una rentabilidad social y económica.
Es responsabilidad de todos los actores y sectores trabajar por un mundo en el que todos podamos tener una vida próspera y digna, un mundo sostenible.
¡La invitación es a reconocerte como una empresa humana y generar un impacto positivo en tu entorno!
“(…) no conozco ninguna empresa que haya quebrado por invertir en derechos humanos, y algunas que sí, por no hacerlo”
John Ruggie +
Representante Especial del Secretario General de
Naciones Unidas para la cuestión de los derechos humano
y las empresas transnacionales y otras empresas.
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