A mediados de 2018 Julie Quintero dejó Venezuela y llegó a Ecuador junto a sus dos hijas. El objetivo era reunirse con su esposo Job Molina, quien viajó al país seis meses antes. A esta familia le tomó tiempo adaptarse a su nueva realidad. Un tercer procesado acepta existencia de aportes ilegales en caso 'Sobornos' “Empezar de cero es difícil, los comienzos no son fáciles“, dice Molina. Para subsistir en Ecuador esta pareja empezó vendiendo empanadas en los exteriores de los centros de entretenimiento. Después de un tiempo de estar en el país, unos conocidos les recomendaron participar en el Modelo de Graduación, un programa de apoyo a refugiados que impulsan el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la Organización Judía Global para la Protección al Refugiado (HIAS) en Ecuador. La capacitación recibida allí, sobre todo los talleres de ahorro, tramitología y emprendimiento, permitió que la pareja cambie de actividad y se dedique a la elaboración de artesanías, negocio con el cual han logrado obtener al mes ingresos por USD 500 y USD 1.000. “El programa nos permite ser dueños de nuestro horario, producir y no descuidar el hogar”, dice Quintero. El programa se llama Modelo de Graduación, y va más allá de la asistencia humanitaria. La meta es insertar económicamente a las personas que han llegado a Ecuador huyendo de la violencia y de la persecución que se vive en sus países. Durante los 18 meses que dura el proyecto las personas reciben capacitación empresarial y vocacional, capital semilla y tutorías para desarrollar conocimientos e iniciar sus negocios. En los últimos años la participación de personas provenientes de Venezuela en el programa ha aumentado. Esto se debe a que ese país atraviesa desde 2013 una profunda crisis económica y social que ha provocado la salida de millones de sus ciudadanos. Solo en 2018, a Ecuador llegaron 954.000 ciudadanos venezolanos, de los cuales 154.000 se quedaron en el país. Acnur y HIAS consideran que quienes buscan refugio en otro país llegan con muchos conocimientos y talentos. Pero la violencia y la persecución que han vivido los paraliza y oculta sus capacidades. “La gente no quiere ser dependiente de la ayuda humanitaria. A la gente no le gusta recibir sin hacer nada, ellos quieren un trabajo que los dignifique, quieren independencia”, dice María Clara Martín, representante de Acnur en Ecuador.
Independencia económica 3.176 familias han participado en Modelo de Graduación, la mayoría proviene de Colombia. Huyen de la violencia provocada por el conflicto interno que vive ese país desde hace décadas, a causa de las guerrillas, los grupos paramilitares y el narcotráfico.
El programa gradúa a las personas cuando sus ingresos superan la línea de la pobreza, pueden comer tres comidas nutritivas al día, logran ahorrar al menos el 5% de sus ingresos mensuales y han construido una red de apoyo local
Un proyecto social de Acnur y HIAS
Uno de los objetivos del programa Modelo de Graduación es que las familias sean parte del sistema financiero, es decir que tengan una cuenta de ahorros y que puedan acceder a créditos. Desde hace cinco años el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la Organización Judía Global para la Protección al Refugiado (HIAS) llevan adelante un proyecto en Ecuador que pretende ayudar a que las personas refugiadas salgan de la pobreza. “El fin último del programa no es la asistencia, que es un puente que ayuda a las personas a salir de algo, en este caso de una extrema vulnerabilidad y de una extrema pobreza”, explica Sabrina Lustgarten, directora Nacional de Hias en Ecuador. Para eso, el programa se enfoca en el aspecto económico, pero también en el social. El programa también tiene acompañamiento psicosocial cada 15 días y asistencia alimentaria a cargo del Programa Mundial de Alimentos (PMA). “El apoyo del PMA ha sido fundamental, porque pensar con el estómago vacío no permite tener claras las ideas. Con comida en la casa es más fácil preocuparse de otras cosas”, dice Julie Quintero, quien participa del Modelo de Graduación. Familias de Ecuador, Siria y Afganistán también han participado en el programa. El caso de la atención a ciudadanos ecuatorianos responde a que el proyecto no solo se enfoca en refugiados, sino también en las personas de la comunidad que acogen y que está en situación de vulnerabilidad. “Si se dirige la ayuda solo a las personas que llegan, y no a los ciudadanos del lugar, se produce división y no inclusión”. Sabrina Lustgarten, directora Nacional de Hias en Ecuador. Por esto, en la frontera norte Acnur y HIAS entran a comunidades vulnerables junto al Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES). “El MIES asiste a los ecuatorianos con el bono, no apoya a los refugiados, eso lo hace Acnur y HIAS. De esta forma se crea una dinámica de integración y de cooperación”.
Fuente: PRIMICIAS